Accidente de Puertollano, España, 2003

El 14 de agosto de 2003, a las 8:15 de la mañana, se produjo una explosión en la refinería que Repsol YPF tiene en Puertollano. Dicha explosión se cobró la vida de 9 trabajadores de la planta y, además, 10 personas resultaron heridas (un trabajador y 9 miembros de los equipos de emergencia). El incendio inicial se fue propagando a los tanques vecinos, ardiendo un total de 7 tanques. Las tareas de extinción no se dieron finalizadas hasta el sábado 16 de agosto.

Características de las instalaciones

La refinería que Repsol tiene en el complejo industrial de Puertollano era y es la más sofisticada de España, debido a la variedad de productos y a la integración de distintas unidades de proceso.

El Complejo Industrial ocupa más de 430 hectáreas (superficie equivalente a la del casco urbano de Puertollano) y, en el momento del accidente, se dividía en instalaciones de refino, química, lubricantes y asfaltos (RYLESA) y GLP.

El proceso de craqueo catalítico consiste en convertir hidrocarburos pesados en fracciones ligeras en un reactor catalítico de lecho fluidizado. Los gases que salen del reactor entran en la etapa de fraccionamiento principal, donde se separan en tres corrientes laterales de gasolina pesada, de aceite ligero y de petróleo pesado.

En el proceso de destilación, los productos volátiles obtenidos por la cabeza de columna son enviados a la sección de ligeros, para obtener diferentes tipos de gasolina, gases licuados del petróleo (GLP) y gas ácido.

El propósito de la sección de ligeros es separar los gases no condensables, el GLP y la gasolina ligera. En el absorbedor desetanizador (C-41), se separan por cabeza los gases incondensables y, en la columna desbutanizadora (C-43), se obtiene GLP por cabeza y gasolina ligera por fondo. En ambas torres se conseguía la debida separación por medio de calentamiento, controlando adecuadamente la presión y las temperaturas en valores apropiados para conseguir las separaciones.

En el complejo industrial de Puertollano, estas torres disponían de sistemas manuales de drenaje a antorcha que se utilizaban de manera habitual durante las puestas en marcha y paradas, si no se conseguían las debidas temperaturas y presiones, que permitían el envío de la gasolina a los tanques de almacenamiento.

Descripción del accidente

Los días previos al accidente, se produjo la parada de la unidad de craqueo, debido a un corte total de energía eléctrica producido por un incendio en terrenos aledaños a las líneas eléctricas de suministro eléctrico de la compañía, iniciándose de nuevo su actividad el 10 de agosto, mediante una puesta en marcha ordinaria.

Desde el día 11 hasta el 14, se realizaron envíos de gasolina ligera al tanque de almacenamiento 2178-C, pero éstos se hacían con una presión superior y con temperaturas muy por debajo de sus valores normales para el cumplimiento de la función propia de fraccionar, extraer y separar los gases existentes en las corrientes de la gasolina.

El último envío de gasolina ligera al tanque que se produjo, provocó el levantamiento del techo del tanque, por la existencia de los gases que contenía el líquido. Las dos alarmas de nivel que disponía el tanque no saltaron. Estos gases alcanzaron un punto caliente y se produjo la deflagración y posterior incendio, que se propagó a otros siete tanques de gasolina ubicados en la misma zona.

Los equipos de emergencia tardaron más de 48 horas en extinguir el incendio y como resultado, 9 trabajadores de la planta murieron, hubo 10 heridos, de los cuales 9 eran personal de los equipos de emergencia y hubo graves daños materiales, cuyos costes ascendieron a más de 50 millones de euros.

El momento más crítico se vivió en torno hacia las 20:30 horas, cuando, dada la magnitud del incendio, un cambio en la dirección del viento condujo las llamas hacia unas esferas de propano y butano, sustancias extremadamente inflamables, hecho que por suerte, no hubo que lamentar.

Análisis de las causas del accidente

Según el informe de investigación de la empresa, una falta de presión y temperatura en una de las columnas de la unidad de craqueo catalítico provocó que un flujo anormal de gases fuese a parar al tanque de almacenamiento de gasolina, el cual no estaba preparado para alojar ese tipo de gases.

La presencia de estos gases en el tanque se debía a que no se había producido una correcta separación del producto en la torre desbutanizadora, porque no había suficiente temperatura en su fondo, sin que tampoco se eliminase la corriente de este líquido mediante el drenaje al sistema de antorcha correspondiente.

Estos gases acumulados en el tanque de gasolina levantaron el techo flotante del mismo, generando una nube de gas inflamable, que encontró una fuente de ignición a las 8:15 h de la mañana, provocando la explosión inicial que dio lugar al incendio del tanque de gasolina. Este incendio se propagó a otros siete tanques de gasolina ubicados en el mismo cubeto.

Por otra parte, los registros de temperaturas, presiones y demás variables, así como las alarmas de desviación de temperaturas del panel de control y operación de la unidad, reflejaron y avisaron de las bajas temperaturas y de la alta presión en los momentos concretos de envío de gasolina con gases (causantes del accidente), sin que fuesen atendidos por el personal de la unidad.

Los sistemas de registro, control y seguridad de la unidad permitían la aplicación de mecanismos y operaciones de corrección para la obtención de la corriente de gasolina sin los gases citados, pero no se hizo nada al respecto.

Por otra parte, según señala el informe de la Consejería de Industria y Trabajo de la Junta de Castilla-La Mancha, el análisis de riesgos de la instalación estaba incompleto.

Lecciones aprendidas

El accidente de Puertollano puso de manifiesto la necesidad de reforzar los principios básicos de la gestión de la seguridad en las instalaciones industriales. Según un estudio comparativo realizado por empresas especializadas en el diseño y construcción de las instalaciones de craqueo catalítico y referenciado en la base de datos MARS, las instalaciones de Puertollano carecían de sistemas de control y características de seguridad adicionales distintos de los utilizados en otras plantas industriales.

Así pues, teniendo en cuenta lo sucedido:

  • Deben realizarse análisis de riesgos en las instalaciones industriales que reflejen con fiabilidad los riesgos de este tipo de establecimientos.
  • El personal de las instalaciones y de las empresas subcontratistas deben tener un claro conocim8iento de los riesgos de los establecimientos, así como de los sistemas diseñados para el control de los mismos.
  • Los trabajadores de las empresas deben conocer las señales de fallo en los sistemas de seguridad críticos y responder ante ellos de forma rápida y efectiva.
  • Deben implantarse sistemas de auditoría efectivos que pongan a prueba los sistemas de gestión y aseguren que estos sistemas están siendo usados y son efectivos.

Referencias

  • Informe de la comisión de investigación constituida como consecuencia del accidente acaecido el 14 de agosto de 2003 en el C.I. de Puertollano. Repsol YPF, 18 de septiembre de 2003.
GUIAR, Grupo Universitario de Investigación Analítica de Riesgos
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