La planta de Icmesa S.p.A., situada en la localidad de Seveso (17.000 habitantes Lombardia, Italia), era propiedad del Grupo Roche y se dedicaba a la fabricación de pesticidas y plaguicidas a partir de una reacción tipo "batch" con una sustancia denominada 2,4,5-triclorofenol (TCP). El TCP se fabricaba a partir de 1,2,4,5-tetraclorobenceno por reacción con sosa cáustica en presencia de etilenglicol y xileno y a unos 160-200 °C. La reacción es fuertemente exotérmica a presión atmosférica y el calor generado se retiraba evaporando el disolvente que retornaba al reactor. Terminada la reacción, se añadía ácido clorhídrico para fabricar el TCP. El reactor estaba protegido por un disco de ruptura a presión de 3,6 bares con venteo directo a la atmósfera.
En la reacción se produce como subproducto una sustancia denominada 2,3,7,8-tetraclorodibenzo-p-dioxina, más conocida como TCDD. El TCDD pertenece a una amplia familia de compuestos conocidos como dioxinas, todos ellos de elevada toxicidad y probados efectos cancerígenos. De todos los compuestos de la familia de las dioxinas, el TCDD es el más tóxico. La toxicidad relativa de este compuesto comparada con la estricnina, por ejemplo, muestra que es tres órdenes de magnitud más tóxico. La dioxina se forma por reacción de triclorofenoato de sodio con hidróxido sódico. Mientras que a unos 180 °C apenas se forman unos pocos ppm de TCDD, cuando la temperatura alcanza unos 250 °C, se pueden generar grandes cantidades. Las cantidades generadas son prácticamente cero por debajo de 150 °C, menos de 1 ppm a 180 °C y 1.600 ppm en 2 horas entre 230-260 °C.
Las lesiones fueron principalmente dérmicas, así como daños al medio ambiente (flora y fauna). Se produjeron daños también en la agricultura, ganadería, suelos contaminados, construcción, comercios, etc. En total, más de 300 millones de francos suizos ha tenido que abonar Roche en concepto de compensaciones al Estado Italiano por el accidente.
En la actualidad, todavía se están pagando indemnizaciones y las consecuencias no han desaparecido del todo.
El informe oficial aduce cuatro causas principales:
Una de las principales consecuencias del accidente de Seveso fue la toma de conciencia por parte de las autoridades italianas y europeas para intentar controlar los riesgos de este tipo de instalaciones. Como consecuencia de ello, se promulgó la primera Directiva Europea relativa al control de los riesgos de accidentes graves en determinadas actividades industriales, la Directiva 82/501/CEE.
La elección correcta de los emplazamientos y, en concreto, la planificación territorial para evitar mayores riesgos en el entorno inmediato de este tipo de establecimientos, es otra de las conclusiones importantes. Este aspecto de la planificación territorial, se ha tenido muy en cuenta en la nueva legislación sobre accidentes graves, el Real Decreto 1254/99.
Fue un problema que requirió poca atención, aunque la cadena de responsabilidades se transmitió hasta el último propietario, Hoffmann La Roche que ha sido el responsable final.
El hecho de que se utilicen sustancias extremadamente tóxicas como la TCDD, implica que los análisis de seguridad deben ser realizados y actualizados constantemente.
La compañía creía que tenía perfectamente identificadas todas las reacciones que se podrían producir en el proceso de producción. Sin embargo, los riesgos de reacciones exotérmicas, deben ser analizados muy concienzudamente. En particular, es muy importante identificar completamente todas las características de una reacción exotérmica en las condiciones de operación y las sustancias intermedias o indeseadas que se pueden generar.
El diseño del disco de ruptura para ese tipo de reactor y esa reacción concreta, era claramente inseguro.
En el informe del accidente se menciona como una causa que agravó las consecuencias el hecho de que no hubiera una comunicación directa a las autoridades para que organizaran un sistema de emergencias. Las primeras medidas para protección a la población se tomaron a los 4 días.